“Las mujeres tienen mente y alma, además de corazón, y tienen ambición y talento, además de belleza. Y estoy harta de que la gente diga que el amor es lo único para lo que sirve una mujer. Estoy tan harta de eso”. Jo March, Mujercitas.
Cuando hablamos de órganos de nuestro cuerpo como el corazón, los pulmones, riñones, hígado, etc., no los asociamos a ningún género en específico. Sin embargo, se ha generado un debate a lo largo de la humanidad basado en posicionamientos y teorías que utilizan la investigación neurocientífica (1) para reforzar ideas prefijadas sobre las diferencias inherentes entre sexos. Un ejemplo sería el pensamiento de que los hombres son más lógicos que las mujeres y que ellas son seres más sensibles que el género masculino. Dichas creencias no son del todo ciertas, sino más bien estereotipos utilizados para mantener los roles sociales, los cuales relegaban a la mujer al hogar y al cuidado de los hijos, alejándola así del desarrollo intelectual, político, artístico y científico.
Una clara demostración de neurosexismo (la idea de que el hombre y la mujer tienen cerebros diferentes) es un estudio realizado a 428 hombres y 521 mujeres por Madhura Ingalhalikar (doctora en ingeniería biomedica de la universidad de Lowa), la cual comparó el mapa de conexiones en sus cerebros. Los resultados arrojaron que los hombres tenían más conexiones dentro de los hemisferios, mientras que las mujeres mostraban más conexiones que cruzaban de uno a otro hemisferio. Se concluyó a partir de esta información que “el cerebro de los hombres facilita la conexión entre percepción y acción mientras que el de las mujeres facilita la comunicación entre procesamiento analítico e intuitivo” (Pérez: 2019). En esta investigación no se tomó en cuenta el hecho de que en los cerebros adultos ya hay una estructura establecida, la cual pudo influir en el estudio, lo que claramente crea un sesgo de desinformación, incluso con tecnología avanzada.
Según Gina Rippon (neurocientífica y feminista británica.) las diferencias entre ambos sexos son más bien un conjunto de diferencias culturales ejercidas desde el momento en que nacemos. Estas son sustentadas por posturas sexistas, acríticas y acientíficas basadas en una ideología patriarcal, las cuales pretenden demostrar que el cerebro de mujeres y hombres es diferente.
A través de la BBC News, Rippon comparte una historia personal sobre el día en que nació su hija: “La enfermera traía a los bebés mientras ambos lloraban a todo pulmón. Con un gesto de aprobación, la enfermera le entregó a su vecina un niño envuelto en azul: -Tiene buenos pulmones-. Pero la hija de Rippon (haciendo exactamente el mismo sonido) fue entregada con una queja: -Es la más ruidosa del grupo, no es muy elegante-, le dijo la enfermera”. (2019). De esa manera Rippon presenció la primera experiencia sexista de su hija recién nacida.
Es muy importante reflexionar sobre cómo desde el momento en que nacemos existe un doble estándar cuando una mujer ejerce la misma acción que un hombre, porque desde el punto de vista científico los cerebros reflejan la vida que han vivido, no el sexo. Esto invalidaría los estudios pseudocientificos que “muestran” las diferencias de ambos cerebros como algo con lo que nacemos.
El binarismo hombre-mujer se queda corto al intentar explicar enorme diversidad neurocognitiva de los seres humanos, pues somos producto de nuestro entorno, y en nuestra formación influyen otros factores como raza, cultura, clase y grupos sociales, edades, etcétera. Por ejemplo: El color de piel, el lugar en donde naciste, el barrio donde creciste y las personas de tu alrededor.
Las mujeres, podemos concordar que experimentamos distintas vivencias donde se reflejan los estereotipos sexistas que nos condicionan y de alguna forma u otra fomentan la idea errónea de que existen cerebros azules y rosas. Aunque se desmienten cada vez más con el paso del tiempo y el avance de la ciencia, aún tenemos mucho camino que recorrer cuestionando las normas patriarcales y a los distintos tipos de opresión que atraviesan a las mujeres y disidencias más allá de lo sexo-genérico, y como por estas distintas directrices somos subordinadxs a posiciones de inferioridad.
¿Alguna vez has reflexionado como el neurosexismo y como estas prácticas pseudocientificas influyen en la forma en la que eres percibidx?
(1) Neurociencia: Campo de la ciencia que estudia el sistema nervioso y todos sus aspectos
Referencias Bibliográficas
Ayala, S. Belli, S. Broncano, F. 2014), «Diferencias, discriminación, cerebro y sexo: controversias científicas de lo social y lo biológico». Encrucijadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales, 8: 3-9.
Rippon, G. (2019). The Gendered brain: The neuroscience that shatters the myth of the female brain. E.U.A: Penguin Random House.
Perez,F. (2019, 6 diciembre). ¿Tiene género el cerebro?México: UNAM.Recuperado en:
https://www.gaceta.unam.mx/tiene-genero-el-cerebro/
NEUROSEXISMO. (2021, abril 18). Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=dQ3eTbJKUjg
Apéndice
Neurociencia: Campo de la ciencia que estudia el sistema nervioso y todos sus aspectos
Neurocientífica: Persona que se dedica a la neurociencia
Acientífico/a: Que no sigue los planteamientos y métodos de trabajo e investigación propios de la ciencia o es contrario a ellos.
Patriarcado: Predominio de la autoridad que ejerce un varón (blanco, cisgénero, burgués, clase alta, académico, sin discapacidad) sobre un grupo de personas o sociedad vulneradas.
Ideología: Conjunto de pensamientos
Binarismo: Clasificación social o cultual del género en dos formas distintas y complementarias de masculino y femenino
Inherentes: Algo permanente y que no se puede separar de uno mismo.
Sexismo: Discriminación por sexo.
Disidencias: Personas o grupo de personas que no se rigen por las normas establecidas
Agradezco a Carolina Yupit por su acompañamiento y apoyo en este texto y en mi proceso neurodivergente.
María Guadalupe Peraza Herrera
20 años
Estudiante de biotecnología y bailarina independiente en el colectivo somos 3 Danza
Progreso, Yucatán
Fotografía: @sadocromerofoto
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