Estoy aquí, con la fuerza del amor que me empuja cada día, con la tolerancia de este mismo, que me salta de la cama al suelo.
Quiero sonreír.
Escribir.
Quiero dormir.
Beber.
Debería ser una copa de vino y no una taza de café.
Sopa caliente.
Nada frito.
Escribir con azul y no con negro.
Amigos tener, solo unos cuantos.
Quiero llorar.
Debo terminar siempre lo que comienzo.
No puedo quejarme todos los malditos los días.
Amar mas.
Extrañar menos.
Este abismo me ha cobijado ya mucho tiempo, he buscado la luz cada mañana y me afano en contrastarla...
Si un día entrara a mi habitación y no pudiera encontrarme, perdería todo el sentido mi existencia, el proyecto más grande y perfecto es cuando me encuentro conmigo mismo y no huyo de mi, me miro al espejo y me reconozco, encuentro belleza en mi, en todo lo que puedo crear, en todo lo que siempre estoy entregándoles, a quiénes amo, la fotografía, como una degustación de mi paso por la vida.
No puedo ser como la fría ventisca de la mañana, ni como el agua calma, tampoco como el anzuelo que cuelga del sedal y aferrarme a lo que sea, que se me enganche, no como el bote que nunca se hunde, si no más bien como la mitad de todo eso, como la niebla que baja y se mete entre las montañas, sabiendo que al subir el sol debe marcharse, solo venir, cuando haya alguien para contemplarle.
He caminado solo, con el rumbo misterioso de mis pensamientos, con la plenitud de la duda, y la nostálgica existencia mía, yo elegí este escenario, este plano, para conquistar todas estas cosas, que me hacen sonreír.
Roberto Zamora
33 años
Fotógrafo
Monterrey, Nuevo León
Comentários