Me encontré con un grupo de mujeres, ellas me miraban, me miraron, me invitaron a su vida y compartimos juntas.
El escenario se abrió, las luces se encendieron y entraron en una fila y se pararon justo frente a mi. Sus cuerpos tan distintos, altos, bajos, anchos, delgados; cuerpos vida y verdad, cuerpos ritual y gozo, cuerpos aquí y ahora.
Yo las veía y quede tan impactada por todas ellas, se peinaban solas, hablaban, mujeres que pisaban la tierra fuerte, que gritaban sin temor y abrazaban bonito. Y allí, con ellas, decidí quedarme.
Cerré los ojos y al abrirlos un aliento cálido se acerco tanto y me dijo:
Ligereza, así se empieza.
Ese parecer minúsculo de que no hay nada y al mismo tiempo estarlo haciendo todo, movimiento.
Lo ves, en este momento estoy bailando y no puedo parar, no quiero.
Te invito
Me acerco despacio
¿Quieres?
Prometo no hacerte daño
Bailemos
Allí estamos, moviéndonos, en tu canto, en tus pies, en ese pequeño pestañeo de tus ojos.
Allí esta, tu danza, tu tambor.
No te preocupes, aquí estaré, hasta que la música se detenga.
La de tu corazón
Bailemos
Lo ves, encontramos nuestro ritmo.
Aglaé Lingow
30 años
Actriz y psicóloga
Monterrey N.L
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